Atender para aprender – Cómo mantener la atención de los alumnos
8 min. de lecturaTodavía recuerdo aquellas clases de Conocimiento del Medio cuando estaba en 3º de la ESO. La profesora llegaba, abría el libro y decía: “Vamos a subrayar”. Nos pasábamos toda la clase subrayando en el libro los contenidos que ella consideraba importantes. 50 minutos seguidos, exceptuando algún momento en el que hacíamos ejercicios del libro que consistían en responder preguntas del texto en las que solo había que localizar la respuesta y copiarla tal cual en la libreta.
Me era imposible mantener la atención durante toda la clase y siempre terminaba hablando con mis compañeros. – “¡Calla y atiende!” me recordaba la profesora. Esto en el mejor de los casos. En el peor me mandaba deberes extra para casa.
¿Cómo me sentía yo? Frustrado, aburrido y desmotivado. ¿Qué me pasaba? ¿Por qué no era capaz de prestar atención si me consideraba un buen estudiante? Pues porque ni yo ni mi profesora sabíamos mucho sobre cómo funciona la atención.
¿Cuántas veces has comenzado tus clases repasando contenidos de la clase anterior o corrigiendo deberes? Prueba a empezarlas introduciendo algo inesperado: una pregunta abierta, un juego, un vídeo que conecte con la realidad de tus estudiantes, un debate… y verás cómo responden tus estudiantes.
¿Te apetece saber un poco más sobre este mecanismo tan complejo de nuestro cerebro, pero a la vez tan imprescindible para el aprendizaje? Si es así, ¡sigue leyendo!
1. ¡Habla sobre ti!
Empezaré dándoos una pequeña pista: Somos seres sociales. Cuando oímos anécdotas de otras personas, ya sean conocidas o desconocidas, se activan diversas zonas del cerebro que avivan nuestra atención.
¡Me has pillado! No he empezado hablando de mí mismo por casualidad, sino que hay una intención detrás: atraer vuestra atención. Hablar de uno mismo puede ser una buena estrategia para atraer la atención del que nos oye o, en este caso, lee.
Aquí tenemos una primera técnica para emplear en nuestras clases. Contar anécdotas propias no solo atrae la atención de tus estudiantes, sino que además te permite conectar con ellos y crear vínculos afectivos más sólidos.
2. Un recurso limitado
¿En qué consiste la atención? No hay una única respuesta a esta pregunta, ya que en la atención intervienen una gran variedad de factores de nuestra vida cotidiana, tales como seleccionar a qué estímulos damos prioridad, controlar nuestro comportamiento, etc. Ante todo, es importante tener muy en cuenta que la atención es un mecanismo limitado.
Aquí voy a centrarme en la atención ejecutiva, ya que es la que más implicaciones educativas tiene. Ésta permite al estudiante centrar la atención de forma voluntaria y descartar lo no relevante. Por ejemplo, seguir las explicaciones del profesor.
3. ¡Sorpresa!
Además de sociales, los seres humanos también somos curiosos por naturaleza. Lo novedoso y, en general, todo aquello que nos resulta sorprendente capta nuestra atención. Y es que el “factor sorpresa” nos permite fijar los pensamientos y las respuestas en el problema planteado.
Por tanto, ¿cuándo crees que es importante introducir elementos sorpresa en nuestras clases? Los últimos estudios en neuroeducación demuestran que recordamos mejor lo que sucede al principio y al final de la sesión, por lo que es mejor incluirlos al comienzo de nuestra clase.
Así, abrimos el foco de atención de nuestros estudiantes de forma natural. Esto no quiere decir que después no tengamos que mantenerla. Recuerda, ¡la atención es un recurso limitado!
¿Y el final de la clase? Es la parte de la sesión que nos hace llevarnos un buen o un mal sabor de boca de lo vivido. Además, suele ser cuando los estudiantes suelen estar más desconcentrados. Por esto, dedicar esta parte de la sesión a actividades más relajadas hace que les sea más fácil centrar la atención y que se vayan con emociones positivas que les motiven a querer volver.
4. Stop… or don’t!
Vale, hemos preparado una “súper actividad inicial” y ya tenemos a los estudiantes atentos y motivados, pero pasamos a la siguiente actividad y, tras un cuarto de hora, vuelven a distraerse. ¿A qué se debe?
Varios estudios demuestran que la atención sostenida sólo puede mantenerse durante periodos de tiempo de máximo 15 minutos. “¡Y tan limitado que es este recurso!” debe pensar más de uno.
¿Qué nos sugiere esto? Que debemos planificar nuestra clase en pequeños bloques de actividades que duren unos 10-15 minutos. Después de cada bloque, para facilitar el aprendizaje, debemos invertir unos minutos en reflexionar sobre lo explicado o en descansar.
Por otro lado, el ejercicio físico conlleva un incremento de la actividad del cerebro y, por tanto, una mejora en tareas que requieren atención, ¿por qué no aprovechamos esos parones que hemos mencionado para que sean activos? Los podemos dedicar a estirarnos, bostezar (oxigena el cerebro), hacer sentadillas, etc.
5. Cambio
Cualquier estudiante tiene dificultades para mantener la atención durante largos periodos de tiempo, por lo que el cambio siempre es bien recibido. Después de cada bloque de actividades, podemos:
- Cambiar la dinámica (que pasen a trabajar en parejas si la actividad que estaban haciendo era individual, o con un compañero diferente, o en grupos, por ejemplo).
- Cambiar el espacio (una actividad que requiera mayor concentración puede hacerse en las mesas; y una más lúdica de pie, o sentados en el suelo).
Ir alternando los espacios y las dinámicas supone un pequeño “descanso mental” para los estudiantes que les ayuda también a redirigir su foco de atención hacia la siguiente tarea.
También es interesante el cambio de las metodologías, sobre todo si se trata de una clase magistral tradicional. Un enfoque mixto que incluya diferentes metodologías de aprendizaje activo del alumno tiene un resultado muy positivo en la atención de los estudiantes (trabajo cooperativo, aprendizaje basado en proyectos, etc.).
Conclusión
Estos trucos pueden ayudarte a que poco a poco tus estudiantes aprendan a gestionar su capacidad de mantener voluntariamente la atención. Espero que esta lectura te ayude a comprender un poco mejor cómo funciona este recurso del que disponemos tan valioso para el aprendizaje.
¿Y tú? ¿Cómo mantienes la atención de tus alumnos? ¡Cuéntanos!