Los misterios del Aprendizaje Basado en Proyectos
3 min. de lecturaSi este nuevo curso escolar tu propósito es empezar a trabajar con proyectos, es decir, hacer Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) o Project Based Learning (PBL) en tu aula, pero no sabes por dónde empezar, ¡aquí esta toda la ayuda que necesitas!
¿Debo proponer un tema y que los alumnos lo investiguen libremente?, ¿debo programar las sesiones?, ¿debo partir de estándares, de criterios de evaluación?… ¿Qué debo hacer?
Veamos las diferentes etapas del ABP que te ayudarán a que tu proyecto sea un éxito y que tus alumnos sean los protagonistas de esta aventura.
Un tema y un título para despertar la curiosidad
Comenzaremos escogiendo un tema y poniéndole un título sugerente con la intención de despertar la curiosidad del alumno.
Así por ejemplo, para hablar de consumo podemos poner como título “El Consumo te consume”, “enREDados en el consumo” o “#consumehastaestallar”. O bien para hablar de reciclado nuestro título puede ser “Operación Reciclaje”.
Este título es el hilo conductor de las tareas que se van a desarrollar y va a guiar el producto final.
Un contenido serio pero divertido
Nuestro proyecto siempre debe basarse en contenidos curriculares y estar acorde a los estándares de aprendizaje del tema que vamos a tratar, por lo que todas nuestras tareas irán encaminadas a conseguir esos objetivos de aprendizaje. Un proyecto no se improvisa, se programa.
Los retos para los alumnos
Un proyecto no es más que una secuencia de tareas integradas o tareas competenciales, cuyo fin es hacer partícipe al alumno de su propio aprendizaje, permitiendo que asuman un papel activo en el mismo.
También podemos llamarlas “retos” o “misiones” (será mucho más divertido para tus alumnos).
Las tareas, a su vez, están formadas por una serie de actividades que van a permitir conseguir los objetivos propuestos; el número de actividades no está determinado previamente y puede variar en función de cada tarea.
Aquí te dejo un ejemplo de tarea. Nuestro objetivo era aprender el Ciclo del Agua. Para ello, los alumnos tuvieron diferentes actividades a realizar para completar sus retos o misiones.
Cada una de estas tareas conlleva un producto final que los alumnos presentarán ante una audiencia. Esta audiencia puede ser sus propios compañeros, otros alumnos del centro, las familias…
¿Qué es un producto final?
Y al final, ¿evaluamos?
Se concretan no sólo las actividades que van a realizarse, sino también la evaluación del proceso.
Se evalúa el trabajo en grupo, el papel de cada uno de los alumnos en el equipo, no se penaliza el error, el aprendizaje…, en definitiva, se habla de una evaluación auténtica, una evaluación que no se centra solo en la calificación, una evaluación que favorece la autonomía del aprendizaje y la metacognición.
Para ello nuestros alumnos deben participar activamente en el proceso evaluativo (autoevaluación, coevaluación, evaluación compartida y calificación dialogada) y el profesor debe diseñar las herramientas que va a utilizar (rúbricas, dianas de aprendizaje, porfolios, diarios de aprendizaje y listas de cotejo, entre otras)
Aquí están en detalle algunas de estas herramientas:
- Rúbricas: las rúbricas van a facilitar el aprendizaje, puesto que especifica qué esperas, y constituyen guías de evaluación tanto para el alumno como para el profesor.
- Portafolio o portfolio. Permite guardar las evidencias del proceso, facilitando por lo tanto su progreso y apropiación de determinados conocimientos. Sirve para autoevaluarse, para la evaluación compartida, al permitir analizar profesor y alumno de forma conjunta la evolución del proceso. Se puede utilizar también para observar lagunas, consensuar actividades de refuerzo, de ampliación, observar el avance, calificación dialogada… Estos portafolios pueden ser o no digitales.
- Dianas de evaluación: al igual que la anterior sirve para averiguar cómo estamos aprendiendo, especificando de forma clara qué quiero evaluar, qué indicadores de evaluación voy a utilizar y lo hace de una forma muy visual y rápida. Es muy útil para la autoevaluación y coevaluación.
- Diario de aprendizaje. Se puede incorporar al portfolio y constituye un preciado instrumento para desarrollar la metacognición en el alumnado. Cada alumno describe, comenta, reflexiona sobre lo aprendido, aunque al principio será necesario guiarle por medio de preguntas metacognitivas: ¿Qué dificultades tengo?, ¿dónde puedo aplicar lo aprendido hoy en el aula?, ¿qué he aprendido?, ¿me ha costado?.. Este diario puede hacerse oralmente en una asamblea de clase guiada por el profesor.
- Lista de cotejo o checklist. Con ella los alumnos van a registrar la ausencia o presencia de un aspecto, de un indicador.
En resumen, hay diversos elementos esenciales para que tu proyecto sea un éxito: un tema y título motivador, un contenido real, “retos” o “misiones” que hagan que tus alumnos olvides que se trata de tareas, ideas de productos finales para hacer una presentación exitosa y divertida, y finalmente, una coevaluación de calidad.
¡Listo! ¡Ya tienes todas las respuestas! ¿Estás listo para comenzar?