¡A escribir! Cómo crear historias interminables
2 min. de lecturaMe gusta decir que la clase no se termina al cerrar el libro o al sonar el timbre, que ahí fuera nos espera un mundo deseoso de ser poetizado.
Trabajar la narrativa es vital para el desarrollo de la imaginación de nuestros alumnos. Un niño dotado de curiosidad e imaginación será, en el futuro, un adulto lleno de creatividad y buenas ideas. Una de las mejores formas para impulsar este desarrollo es regalar a nuestros alumnos el gusto por la lectura y la escritura. ¿Acaso existe regalo mejor para un alumno? Con este objetivo en mente, nos surge esta pregunta: ¿Cómo podemos asegurarnos de que nuestros alumnos lean, escriban y lo disfruten?
¡Muy fácil! Con esta actividad, vamos a animar a los niños a que escriban historias cada vez más largas a partir de unas pocas palabras.
¿Qué necesitamos?
El material que se necesita es muy simple:
- La propia libreta de cada niño.
- Unas palabras recortadas en papelitos. Las puede llevar el profesor a clase o las pueden sugerir los alumnos en el aula.
Para hacer más divertido el ejercicio se pueden meter las palabras en una caja o en un estuche, se agita, y una mano inocente extrae cuatro. Nosotros lo hemos hecho así:
¿Cómo lo hacemos?
Una vez hayamos sacado las palabras, cada alumno escribe una o dos frases en las que aparezcan dichas palabras. El objetivo es sacar de estas palabras la inspiración para escribir una historia. Desarrollamos los conceptos, nos hacemos preguntas para desarrollar las ideas, y las ponemos sobre papel. Cuantas más preguntas nos hagamos sobre la historia, más podremos desarrollar el cuento.
Veamos un ejemplo:
Supongamos que son algunas de las que salen en la imagen: “ciudad”, “campo”, “carácter” y “paz”. La ampliación de la historia se realiza a partir de cada una de las palabras. En una primera aproximación podríamos decir:
“Mi primo vivía en la ciudad y se trasladó al campo, desde entonces su carácter ha cambiado y ahora vive en paz.”
¡Ya hemos plantado la semilla para una gran historia!
¿Y ahora?
Ahora toca sugerir preguntas relacionadas a estas palabras y así poder ampliar la historia:
La ciudad:
- ¿cómo es?
- ¿es moderna?
- ¿antigua?
- ¿la conoces o te la inventas?
- ¿qué tamaño tiene?
- ¿de qué forma es? ¿en qué país se encuentra?
- ¿en qué planeta?
En el campo:
- ¿qué animales nos podemos encontrar en el campo?
- ¿qué se cultiva?
- ¿qué animales existen como ganado?
Su carácter:
- ¿cómo era antes?
- ¿por qué cambió?
Se pueden sugerir algunas ampliaciones a los alumnos, y a ellos se les ocurren otras. Lo mejor es que la mayoría se les vayan ocurriendo a ellos.
Pssst… La imaginación de cada alumno funciona de forma diferente, por lo que cada uno creará historias distintas por su cuenta, incluso con las mismas palabras. ¡Es divertido compararlas para ver qué se le ha ocurrido a cada uno desde la misma raíz!
Para rizar el rizo se pueden sugerir preguntas acerca de los nuevos conceptos que vamos sacando: el primo, por ejemplo.
¿Una historia interminable?
Con cada pregunta, la historia va adquiriendo más matices y se va volviendo más importante para nosotros. Esta es la primera parte de la misma historia, un poco más ampliada:
Mi primo vivía en una ciudad de Marte que era muy grande. Los coches volaban, la comida se fabricaba automáticamente, y todas las personas tenían que llevar traje de astronauta. No existían animales y sólo los conocía porque yo le mandaba fotos desde la Tierra, por eso estaba muy triste…
Suena interesante, ¿verdad?
¡Y ahora repetimos el proceso! La historia se va haciendo cada vez más y más larga e interesante. Podemos alargarla todo lo que queramos. Los cuentos que resultan de esta actividad están llenos de imaginación.
¿Y tú? ¿Qué método utilizas para hacer que tus alumnos escriban y se diviertan? ¡Cuéntanos!