Cuando la palabra se convierte en acordes
3 min. de lecturaDespertar el amor a la lectura. Despertar la curiosidad del alumno por la búsqueda del conocimiento. Es una labor a la cual el docente debe dedicar el tiempo suficiente para que el niño comience a disfrutar de tomar un libro y darle a vida a cada una de las palabras, a cada una de las frases.
El libro permanece en clase. La lectura se convierte en actividad placentera. El hábito lector se potencia. O se crea.
Todo depende de la pericia del animador o animadora durante los talleres de animación y del actuar de los educadores y educadoras en su diaria labor. Disponen de un recurso único por su eficacia y utilidad, necesario e infalible por su empleo, inestimable y duradero, por su contenido: el libro.
Pero no es suficiente poseer un libro que esté lleno de aventuras, de sueños o de magia. Necesitamos ser capaces de convertirnos en instrumentos para que el libro cobre vida. ¿Cómo podemos hacer esto?
El reto de las dinámicas de grupo
Las dinámicas de grupo se aplican como terapia, o como técnica de obtención de información. Pero también puede ser un mecanismo para potenciar habilidades, para descubrir y describir capacidades. Su empelo va desde la psicología, entrevistas, selección de personal, como en la resolución de conflictos en pedagogía y ámbitos laborales. Su espectro de actuación es tal, que a diario las empleamos en el entorno familiar, de amigos y en cualquier esfera de las relaciones interpersonales.
Las dinámicas de grupo aplicadas a la animación lectora pueden ser tan amplias que conviene tener bien claro lo objetivos de cada taller o sesión, los contenidos a desarrollar, la metodología. Otros factores a tener en cuenta son: el tipo de receptor (niños, adolescentes, adultos, alumnos con necesidades especiales,…), los intereses lectores, las motivaciones para la lectura, la receptividad, frecuencia de los talleres, etc…
Estos mismos factores deben tomarse en cuenta para seleccionar los tipos de dinámicas a utilizar dentro de nuestros talleres o sesiones.
Diferentes usos de las dinámicas
De forma genérica, estas dinámicas, pueden emplearse para la comprensión lectora, para la creación y/o consolidación del hábito lector, para dinamizar la biblioteca escolar, para la redacción de textos.
Si el reto es mucho más específico, podemos utilizar dinámicas para educar el oído y la mirada, para estimular la lectura de poesía, para el uso concreto de ciertos fondos bibliográficos, para el estudio de textos dramáticos, o para el conocimiento del lenguaje periodístico.
No solo para los alumnos…
En ciertos casos, y de acuerdo a nuestra función, seremos llevados a impartir talleres no solo para alumnos, si no, también, para profesores. ¡Es también todo un reto!
Estamos de acuerdo en que no es el mismo público, y que por ello debemos tomar en cuenta cada uno de los criterios mencionados al principio de este artículo.
En talleres con alumnos, resulta estimulante pre-analizar el ambiente que encontraremos. Ese pre-análisis conlleva una preselección de actividades creativas, de ejercicios didácticos y juegos instructivos. Por lo tanto, entraña también la selección de dinámicas que respondan a esas actividades, ejercicios y juegos a ejecutar durante las sesiones de animación.
En talleres para profesores a cualquier nivel, además de tener claro los requisitos del párrafo anterior, resulta esencial conocer el ámbito pedagógico en el que los docentes desarrollan su labor. Las dinámicas de grupo a seleccionar, deberán tener valor didáctico y práctico para que los educadores y educadoras las lleven a cabo en clases.
Actuar, jugar, hacer… en lugar de solo explicar
Lo importante será saber seleccionar las dinámicas que nos permitan como docente, ahorrar tiempo en explicaciones estériles, ganar validez en la impartición de contenidos, acercar nuestra asignatura a la vida diaria.
Pongamos como ejemplo, una dinámica en la asignatura de Conocimiento del Medio. Resulta más práctico hacer una dinámica de grupo relacionada con los desastres naturales y sus consecuencias, que realizar una disquisición teórica sobre fenómenos naturales que en ocasiones les son ajenos a los estudiantes.
Podemos así, jugar a los terremotos: formando una casa entre tres o más estudiantes enlazados por las manos, con un habitante dentro. Si movemos la casa, ¿qué pasa con la estructura? ¿Se rompe, se fracciona, se queda intacta? ¿Qué pasará con el habitante? ¿En dónde estará más seguro?.
Otra dinámica puede consistir a crear volcanes con materiales de cartón, y agregar bicarbonato y vinagre para luego ofrecer una simulación. O tal vez, simular un eclipse de sol con linternas y círculos que representen el Sol, la Tierra y La Luna.
Sin duda estos ejercicios de creatividad motivarán a los estudiantes para el estudio en los libros de texto.
No solo hacer por hacer, si no, hacer lo que nos gusta
De más está decir que dichas dinámicas deberán ser del agrado del profesor y una vez más se pone de manifiesto la empatía, el hecho de ponerse en el lugar de los alumnos, de que la actividad resulte agradable, instructiva, divertida…
Dinámicas de presentación, de comunicación, de creación de habilidades sociales, de confianza, de solidaridad, entre otras, pueden seccionarse de acuerdo a las asignaturas impartidas. Nuestros criterios estarán de acuerdo al contenido, los objetivos y la metodología.
Es evidente que durante la planificación de las clases, talleres, seminarios, clases prácticas, deberán tomarse en cuenta el tipo de dinámica, la duración, los participantes, observadores y evaluadores de la actividad.
Otro rasgo importante es hacer partícipes a los estudiantes del valor de tales dinámicas y que deberán profundizar los contenidos con el estudio del libro de texto y la consulta de otros materiales, bibliográficos o no.
¡Quiero más ejemplos de dinámicas!
Si te quedaste con antojo de muchas más ideas, de ejemplos de dinámicas, o quieres leer más sobre las experiencias que he tenido con alumnos y maestros, puedes consultar mi libro “Acordes de la Palabra”, un ensayo poco convencional sobre la animación lectura y literatura.