Emocionalmente prácticos – Actividades para trabajar la inteligencia emocional
2 min. de lectura¡Riiiing! Suena el despertador y debemos arrancar motores. Desayunar adecuadamente, preparar los materiales, un aseo eficaz y siempre en mente los horarios. Y en el colegio, el ritmo no para: mates, conocimiento del medio, lengua, música, educación física, inglés… Siempre atareados.
Por supuesto que las rutinas y las materias son importantes de trabajar, pero no debemos nunca olvidar que somos humanos y, como tales, tenemos sentimientos.
Todos tenemos la necesidad de expresar nuestras emociones, y ya desde la infancia se deben favorecer espacios de tiempo en los que se fomente esta capacidad de expresión.
Por todo ello, os presentamos una selección de propuestas didácticas idóneas para implementar en las aulas o en casa. Un rincón, una dinámica y un taller que seguro que van a contribuir a crear un mejor ambiente en clase y a que podamos conocernos mejor.
¡Vamos allá!
1. Rincón de la escucha
¿Cómo crearlo?
Basta con un gran dibujo de una oreja o algo relacionado como cascos o auriculares, algunos pictogramas de las emociones básicas, papel y lápiz.
¿En qué consiste?
Los niños y niñas pueden acceder a este rincón siempre que lo necesiten para analizar sus propios sentimientos. Pueden expresarlo tanto por escrito, con lápiz, papel y pictogramas; como a nivel oral. Si van solos pueden contarle su situación a la oreja del dibujo, pero, si lo desean, pueden invitar a un amigo.
¿Por qué es interesante?
Este rincón de la escucha es muy beneficioso para los alumnos, ya que a través de él:
- El alumnado desarrolla la capacidad de autocontrol,
- Favorece la expresión libre de los estados anímicos,
- Ayuda a identificar las emociones.
2. Receta para la felicidad
Como si de un pastel se tratase, vamos a abordar este concepto tan abstracto y relativo en la sociedad con mucha hambre. Para esto, contamos con esta divertida dinámica.
Para animar al alumnado, creamos varios grupos y les pedimos que anoten los ingredientes necesarios para lograr la felicidad. Después, y en función de la edad de los destinatarios, tienen que reflejar la cantidad requerida de cada ingrediente.
Por último, y ya en gran grupo, exponen y justifican el porqué de la lista que han elaborado.
Lo que nos queda es una rica receta que invita a la reflexión y sirve para familiarizarse con los deseos de cada uno. Compartir el resultado en clase puede ayudar a que nos comprendamos mejor unos a otros. ¡Igual que con un buen pastel!
3. El reloj de las emociones
Ahora proponemos un taller de plástica. Vamos a crear el reloj de las emociones.
Sobre una base circular de cartón o goma eva, dibujaremos las seis emociones tradicionalmente aceptadas a escala mundial. Estas son:
- alegría
- tristeza
- miedo
- ira
- asco
- sorpresa
Después, con un encuadernador, fijamos una manecilla. Esta nos va a ayudar a marcar la emoción que cada uno sienta en el momento en que lo trabajemos. Si se destina para niños y niñas más mayores, podemos contextualizar la situación que ha provocado la emoción.
Finalmente, como adaptación de la actividad, proponemos sustituir los dibujos de las emociones por imágenes reales de los niños y niñas en las que destaquen sus rasgos faciales. Así, nuestro reloj queda personalizado para nuestra clase.
Conclusión
A través de estas propuestas, hemos conseguido materializar las emociones, y así podemos facilitar su asimilación para nuestros alumnos.
Pssst…¡Recuerda! Ninguna emoción es negativa o mala. Todas son necesarias y naturales. No debemos inhibirlas, sino enseñar a gestionar su canalización.
Una vez que las hayan interiorizado, habremos conseguido que las niñas y niños generalicen este aprendizaje y sean capaces de aplicarlo a otros contextos.
¿Y tú? ¿Cómo ayudas a tus alumnos a canalizar sus emociones? ¡Cuéntanos!